DIARIO DE MITAD DE CAMPAÑA (II)
El relato de aquí.
Con un panorama cada vez peor, los medios de ámbito
autonómico procedieron a una historia contada por entregas. Las motivaciones
pueden ser variadas: influir en el devenir de los hechos, o verse influido
-vamos, lo que es contar lo que ocurre, que a veces también lo hacen- y tener o
no intereses concretos en esa evolución de la relación de fuerzas.
En una curiosa combinación de las etapas del duelo según
la teoría de Kübler-Ross -ya saben: eso de negación, ira, negociación,
aceptación...- con las fases de la borrachera -incluyendo exaltación de la
amistad, sinceridad y "estos me caen bien", degradación del lenguaje o
autosuficiencia moral y económica sin olvidar el desplazamiento o transmisión de
la culpabilidad- se nos fue contando la historia.
Primero le compraron la
etiqueta "tripartito" al PP, para meter miedo o en algún caso por simpatía.
Desactivado el aterrador efecto, por obviedad y desgaste, pasamos por una etapa
de aceptación. Intentaron después la operación "Unión Progreso, democracia y
ciudadanos". Una sugerencia de fusión que como ya he comentado anteriormente
nunca entendí salvo por la cosa de llegar al 5%. No faltó tampoco un rosario de
indirectas de formación del PEPOE que decía Delgado.
Sin embargo, mientras, el matrimonio Díaz-Rivera fracasó.
Decía Amparo Tórtola que "Díaz necesitaba a Rivera para entrar en
Catalunya, y Rivera a Díaz para salir de ella". Me pareció un brillante
análisis. Pero mira, cuando el botón de Tibbetts se convierte en botón de
TIBEX...35, no necesitas a Díaz para este viaje. Igual que no hay salsa que no
espese a base de harina, no hay porcentaje escuálido que no crezca a base de
tele. Porque, desengáñense: aunque parezca que es el mundo de las redes
sociales, la televisión sigue mandando. Igual no le queda mucho, pero para estas
elecciones (las dos) aún es la principal herramienta. El apoyo televisivo a C's
ha sido tan escandaloso como la acción de dejar caer a UPyD. Que no digo que no
se lo haya buscado. Estas cosas ocurrían a nivel estatal pero tenían un reflejo
absoluto a nivel autonómico valenciano.
Haciendo algo de pausa, veamos cómo está la cosa. Aquí en
la CV para centrar ideas. El panorama era desolador. No sólo porque del
tripartito clásico se pasó a uno que daba más miedo, acaso con Podemos por
delante del PSPV. Por cierto, distinto se hubiera visto si entonces se hubiera
sabido que la cara de Podemos en la CV iba a ser Montiel. Pero a falta de
rostro, uno se imaginaba peligrosos jóvenes rojísimos a imagen y semejanza de
"el de la coleta" (sic). Luego encima, las proporicones de ese tri ( o cuatri)
partito bailaban constantemente. El hundimiento del PPCV en todos los sentidos
no hacía sino agravar esa sensación. No sólo iba a gobernar la izquierda, sino
que encima amenazaba con llegar a los dos tercios... y encima se llevaban
razonablemente bien, pese a los múltiples intentos de cizaña -véase la silly
season- que poco efecto tenían.
Y es que hay que hacer otro alto para comentar brevemente
los efectos de las encuestas. Es siempre un misterio cómo va a funcionar el voto
útil, el del miedo, el del rebote, el de impedir que gane el que va delante, el
de la incertidumbre... Algunos dirán que los efectos se compensan. No obstante
el posible sesgo -que siempre lo hay- influye. Y ver triunfalista a un bando y
"sus" medios creo que tiene un efecto positivo para dicho bando. Al tiempo que
una lectura fatalista de una demoscopia ajustada desanima. He escrito mucho
sobre esas interpretaciones de previsiones ajustadas. Algunas veces me habré
equivocado -sobre todo respecto a intenciones y m otivaciones, discúlpenme- y
otras no. Sin embargo lo que es bastante innegable, es que en las últimas 4 o 5
elecciones la derecha ha salido a ganar. Con el viento a favor -o con la pole
position- y con mayor o menor holgura, pero a ganar.
Se puede pensar que, en el convencimiento de que "tu"
partido va a ganar es más fácil tener el día vago y quedarse en casa. Pero mucho
más fácil es cuando sales con el convencimiento de que si sales de casa, votas
para perder. Pues bien, el votante del PP se enfrentaba a estas elecciones con
esa casi certeza. Aunque hubo un postrer intento de vender sondeos rozando la
mayoría absoluta -algo así como cuando suena por segunda y última vez la
Marsellesa en la Obertura Solemne 1812- luego se optó por dejar de hacer el
ridículo ya que C's ya había engordado lo bastante.
En definitiva, se pasa de un akelarre de izquierdas -sin
ni siquiera pòder permitirse el lujo de apoyar el mal menor con garantías de
acertar- a un nuevo "hay partido". Es decir, a una certidumbre de duelo
izquierda/derecha. Haciendo hincapié en las posibilidades de la derecha. Poco
importa que C's dé abundantes mensajes como "vemos más aspcetos en común con
PSOE, EU y Podemos".
(seguirá continuando...)
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home