LA CONFIRMACIÓN. EL BALANCE
Confirmación y balance.
Ayer con nocturnidad y sin demasiada alevosía
(Rajoy es demasiado inerte para añadir esa agravante) se confirmaba, por
teléfono y sin publicidad, sin un mal corte de audio del factotum -no digamos ya
de video- que echarle a los telediarios -para dar protagonismo a los candidatos,
dirá alguno con cinismo- y después de que el comité regional designara a los
candidatos -en lo que muchos temieron pudiera ser otro salto al vacío, otro
ridículo espantoso-, ayer, digo... ¡no puedo creer que lo vaya a escribir!
ayer.... se confirmaron las candidaturas de Fabra y Barberá! Chan
ta-ta-chaaaaaaaan!!!!!!
No voy a entrar en las valoraciones de los
diferentes medios. Bueno, no entro a valorarlas, sólo las cito. Un diario hace
cierto hincapié en el toque de atención sobre la elaboración de listas, otro
hace algo más de hincapié resltando la merma de poder, un tercero se muestra
bastante comedido y destaca el llamamiento al cierre de filas, y el cuarto que
sigo hace una -excesiva a mi jucio- valoración muy positiva entroncando con un
supuesto respaldo, cuando no premio a la famosa política de lineas
rojas.
Me engancho a esta última interpretación para hacer
una somera valoración, un balance, de las "cuestiones" que han caracterizado la
legislatura de Fabra. Empiezo por discrepar del supuesto entusiasmo de Rajoy por
las lineas rojas y acaso cualquiera de las -pocas más- medidas tomadas por
Fabra. Para empezar, Rajoy entusiasta es un oxímoron de libro. Pero es que dejar
la confirmación de un(os) candidato(s) para el último momento, por teléfono, en
voz de Cospedal -otra presidenta/candidata autonómica, ojo- y ni siquiera en
persona, y despeués de varios episodios chuscos relacionados con la
designación... hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para ver en ello un
enérgico respaldo.
Por otra parte, merece un comentario aparte la
política de lineas rojas. Creo que ya lo he dicho en otra ocasión, pero es que
"limpiar" el grupo parlamentario ha sido lo que aquí se llama "L' obra la Seu".
¿Cómo se puede valorar positivamente que quitarse 11 imputados de 50 y algo
diputados, te cueste más de tres años? ¡Prácticamente toda la legislatura! Bien,
se dirá que se ha obrado con especial prudencia para no perder la mayoría que
permitiera -ejem!- aprobar las magníficas reformas que han caracterizado esta
activa y dinámica legislatura. Porque, eso sí: aunque con muchos de los
diimputados había tensos tira-y-afloja, todos se comportaron con lanar
disciplina aprobando leyes de las que el cierre de RTVV es el ejemplo más
clamoroso. ¿Puede estar Fabra de haber aprobado esas leyes con el apoyo de los
imputados? ¿Valen para formar mayorías pero no para estar en el escaño, ya que
se estaba intentando echarlos? Cierto es que las ofertas de "estabilidad
institucional" de Alarte primero y, creo, Puig después, se pueden poner, todo lo
que se quiera, en cuarentena. Pero, de verdad, con una mayoría amplia ¿no se
podía echar a alguno de los imputados recalcitrantes de forma ejemplar? El único
caso es Blasco y todos sabemos que fue a raíz de salr rajando del PPCV en una
TDT.
Y ojo: en la inmensa mayoría de los casos, los
abandonos de escaño han coincicido con el momento procesal idóneo para resetear
el proceso al cambiar de tribunal. Es más, la cota "imputados cero" se ha
alcanzado prácticamente al final de la legislatura, lo que dice poco de Fabra:
realmente cree que es la obra cumbre de su legislatura.
Honestamente, veo muy poco positivo en esta
legislatura. No veo esa ruptura con las políticas del pasado. Las críticas nunca
han supuesto una asunción, como partido, de los errores. Más bien daba Fabra y
su entorno la sensación de que hasta julio del 2010 aquí gobernaran los Tories,
el PAR, o el Partido contra el Frío de Salvador. Y las críticas a menudo
incluían un "entonces sí parecía adecuado hacer eso". Y las consecuencias de 20
años de desmanes: pérdida de sistema financiero, de nuestra televisión, y de
tantas otras cosas... los cuatro últimós años no han hecho sino remachar el
trabajo.
Fabra ha sido un administrador concursal del
desastre, poniendo tiritas aquí y allá, sin estridencias propias, pero sin la
más mínima censura a las estridencias ajenas... pero de dentro del partido. Un
liquidador similar a los que no se acaban de aclarar con RTVV. Con los que
además comparte esa falta de claridad de ideas. Si la misión era amortiguar la
caída y atender a los afectados por el costalazo que se avecina, me temo que ni
en eso habrá éxito. ¿Se acuerdan del primer episodio de "LOST" (Perdidos), con
el atribulado pero eficiente doctor Jack atendiendo heridos y organizando el
cotarro? Pues no se esperen nada que se parezca. Y no dirán que no les he avisado.
Un saludo desde la charca.
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