EL CASO CANTÓ
Fíjense que me gusta, en líneas generales, lo que
ha hecho Toni Cantó en esta ocasión y frente el trance ante el cual se encontraba. Y vaya
por delante que lo digo antes de leer/oir demasiadas valoraciones de analistas
políticos y obviando las ya vistas. Y vaya a continuación que en múltiples
ocasiones TC no ha sido santo de mi devoción en su deambular político. No lo ha
sido por no coincidir en más de un posicionamiento ideológico y por las maneras
un tanto ruidosas que ha tenido para manifestarlos. Lo suyo con twitter ya es de
antología y ha pagado buena parte de los sueldos de los guionistas de EL
INTERMEDIO -loados sean- y humoristas varios. Sí le reconozco una capacidad -al
margen de las pasadas de frenada- para hacerse ver, llevando de la mano a su partido
y -algo menos- a su comunidad autónoma.
Pues bien, henos aquí ante una de esas situaciones
en las que uno piensa que los pasos a dar por el implicado son de libro: esto,
esto y esto. Aunque duela, aunque cueste dinero, aunque le coloque en una
situación complicada... cosas que normalmente uno desearía ver, que son sin duda
más fáciles de pedir que de hacer. Cosas que a lo mejor si estuviéramos en el
lugar del implicado/a nos costarían mucho. Y no digo que lo que ha hecho sea
exactamente lo que yo hubiera hecho en su lugar. Pero entra dentro de las
opciones lógicas y razonables, pocas, que yo veo.
Veamos: un destacado activo de un partido pequeño
(en representación) y en clara recesión está en desacuerdo con la líder del
mismo. Tanto en las líneas generales como en dos asuntos muy concretos e
importantes. La negativa de R10 a pactar con Ciudadanos -no es el primero en
alzar la voz al respecto- y la falta absoluta de asunción de responsabilidades
tras el batacazo en Andalucía.
¿Qué podía hacer? Vamos a ver: nos encontramos ante
un garve desacuerdo con el partido. Y digo con el partido porque su líder marca
la tendencia de opinión, refrendada el otro día en la reunión del órgano de
dirección. Sin embargo, es suficiente el run-run en UPyD y está suficientemente
personalizada en Díez la génesis de la discrepancia -el 50% de la cual se centra
exclusivamente en ella- como para que Cantó no se sienta enfrentado al partido
sino sólo a su máxima autoridad. Bien, cuando uno está en desacuerdo con todo el
partido, lo razonable es irse. De ello se desencadenarían una serie de
cosecuencias. Pero como el desacuerdo es con una persona que eventualmente
preside el partido, caben dos opciones: irse del partido o presentarle batalla
democráticamente dentro del mismo. Ello normalmente te llevará a presentar o
apoyar una candidatura alternativa en un eventual congreso. Lo correcto es pues
retirarse a un segundo plano y esperar al momento en que se sustancie esa otra
forma de ver las cosas. Sin embargo lo habitual es, desgraciadamente, quedarse e
ir lanzando dardos y torpedos. No digo que alguno no haya lanzado Cantó. Pero
nada comparado a lo que estamos acostumbrados a ver.
Debemos hacer ahora un aparte para describir lo que
algunas voces deseaban y esperaban ver. Echen una ojeada al post "silly season"
y verán a qué me refiero. Como Figo yéndose del Barça al Madrid o Alonso dejando
Ferrari por McLaren, aparentemente Cantó no tenía otra cosa que hacer que dar el
portazo y marcharse a Ciudadanos, con su nombre, su cuota de atención y
aparentemente, incluso con su escaño: no recuerdo haber oido ni leído a nadie
pedirle que lo dejara antes de cambiar de bando. Creo que dejé ya clara mi
opinión sobre la escasa ética visible en esas incitaciones -interesadas sin
duda- y en lo que me hubiera parecido si el diputado valenciano lo hubiera
hecho.
Pues no. No lo ha hecho. Si sientes que tu
presidenta no te representa y que tú por tanto a ella tampoco, lo lógico es
dejar de ejercer las funciones que el partido te encomienda. Si sigues creyendo
en tu partido y crees que las cosas se pueden hacer de otra forma, si crees que
tu presidenta piensa, como el joven Indiana Jones que "se han perdido todos
menos yo" lo suyo es que sigas en el partido. Y es honesto y coherente dejar el
escaño y la candidatura autonómica para no verte en el papelón de usarlos como
púlpito desde el cual hacerle la guerra a tu, de momento, jefa.
Por supuesto habrá puntos de vista que defiendan
que le ha hecho una jugada a su partido. Claro que muchos, bien informados por
insiders, opinarán que Cantó llevaba una semana o dos mareando la perdiz y a lo
peor estaba intentando un pase a Ciudadanos... que finalmente no ha cuajado. Y claro que, añado yo de mi puño y
letra, le ha hecho un roto más al casco del barco de UPyD. Aunque no veo qué
otra cosa podía hacer, francamente.
Los hay que apuntan a una candidatura estatal en
las generales con Ciudadanos. Yo creo que no: yo apostaría por que Cantó se
enfrentará a Díez en el próximo congreso. Aunque mis únicas fuentes están en el
baño y la cocina de mi casa, y me suelo equivocar en estos
pronósticos...
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