DE ACADEMIAS, DICTAMENES, ESTATUTS, NOIS, INSTITUCIONES-BURLADERO, Y EN DEFINITIVA DE CHORRADAS VARIAS
La verdad es que el cupo de sandeces está más que superado. Y la insistencia obcecada -¿han visto alguna vez a un perrico intentar sacar un hueso de debajo de un sillón?- descarta ya la excusa del calentón. En cualquier país democrático si el gobierno acusara a partidos de la oposición de "esconderse detrás de las instituciones" refiriéndose nada menos que a una Academia de la Lengua -y no porque la oposición hubiera hecho algo raro sino porque ha defendido a la institución de un ataque del propio gobierno- lo sacarían a gorrazos: mediáticos y sociales.
No voy a entrar en el debate sobre la unicidad de la lengua de la Antigua Corona de Aragón, es algo superado. Sí en el endeble argumento de que en el Estatut pone que el Valenciano es un idioma. Aún recuerdo el infantil júbilo, solo comparable con la solemne obcecación con los que el PP-CV consiguió colar "idioma valencià" en lugar de "valencià" a secas.
El Estatut cita "idoma valencano". Creer que eso certifica que "el valenciano es un idioma y no un dialecto de ningún otro y por tanto distinto e independiente de todos los demás" es una sandez que dice mucho de la debilidad de los conceptos y las miras de sus autores. Los autores de la interpretación, quiero decir.
Ni siquiera les llegó el ímpetu valencianista a intentar forzar una definición de nuestra lengua propia: "Colamos idioma, y ya está todo hecho", como si con ello cualquier iniciativa contraria a su delirante empeño se fuera a ir al garete por un simple defecto de forma. Eso es para ellos el valenciano: una acotación, una nota al margen, una cláusula, un defecto de forma. La combinación entre el agrio empeño en conseguirlo y la naïf satisfacción de lograrlo es comparable al estúpido debate sobre "Acadèmia Valenciana de la Llengua" en lugar de "Acadèmia de la Llengua Valenciana". Que, anda que no ha llenado páginas y tertulias. Creer que en esas inclusiones de palabra por aquí o por allá o de cambiar el orden en dos términos son maneras de picapleitos tramposo y ventajista de película, que tal es el enfoque con el que abordan el tema.
El Estatut cita "idoma valencano". Creer que eso certifica que "el valenciano es un idioma y no un dialecto de ningún otro y por tanto distinto e independiente de todos los demás" es una sandez que dice mucho de la debilidad de los conceptos y las miras de sus autores. Los autores de la interpretación, quiero decir.
Ni siquiera les llegó el ímpetu valencianista a intentar forzar una definición de nuestra lengua propia: "Colamos idioma, y ya está todo hecho", como si con ello cualquier iniciativa contraria a su delirante empeño se fuera a ir al garete por un simple defecto de forma. Eso es para ellos el valenciano: una acotación, una nota al margen, una cláusula, un defecto de forma. La combinación entre el agrio empeño en conseguirlo y la naïf satisfacción de lograrlo es comparable al estúpido debate sobre "Acadèmia Valenciana de la Llengua" en lugar de "Acadèmia de la Llengua Valenciana". Que, anda que no ha llenado páginas y tertulias. Creer que en esas inclusiones de palabra por aquí o por allá o de cambiar el orden en dos términos son maneras de picapleitos tramposo y ventajista de película, que tal es el enfoque con el que abordan el tema.
No soy experto en derecho, pero la simple aproximación de dos sustantivos no crea un vínculo entre ellos salvo que exista una definición en el mismo texto. De lo contrario se remite a los textos oficiales donde el citado concepto esté definido... lo que nos lleva de nuevo a la AVL y si acaso a la romanística internacional. Y allí ya saben lo que hay. Los textos legales valencianos, firmados y sellados con mayorías absolutas del PP-CV llevan hoy en día, aunque por un camino enrevesado y tortuoso, a un a certificación indiscutible de que los valencianos hablamos dos idiomas iguales a los usados por catalanes, baleares, etc: el castellano y el otro.
Citar en un estatuto "derecho de pernada" -y digo citarlo, sin entrar en descripción alguna- no le da vigor en absoluto, ni por supuesto lo regula. Como se trata de una figura definida en textos legales no vigentes, en todo caso conllevaría algún recurso de inconstitucionalidad para empezar.
Si el estatut hiciera referencia al "Metal llamado agua" no cabría -imagino- recurso alguno pues no debe existir texto legal de rango superior al Estatut que certifique que tal metal no existe o que el agua no es un metal. Y simplemente se haría un ridículo científico espantoso: pero ello no implicaría que en adelante el agua debiera tratarse como un metal en los reglamentos que se pudieran redactar.
"Es que en el Estatut pone idioma valenciano". ¡Ah, pues todos salvados! ¿Qué si no pusiera "idioma" estaríamos hablando de otra cosa que no fuera un idioma? ¡Qué majadería, qué argumento de mínimos traido por los pelos!
Nada hay en la presencia del idioma valenciano en nuestro Estatut que certifique, por ejemplo, que no es idéntico al japonés o al sánscrito. Nada hay en la definición del Diccionari de la AVL que contradiga las implicaciones legales de dicha presencia en el Estatut. Nada hay tampoco que sea falso.
Toda esta mascarada, aparte del estéril y estúpido afán electoralista sólo esconde un complejo sobre qué es dialecto de qué, y si por ello va a ser menos, y por ello somos menos importantes. Sólo recuerdo esos debates mantenidos con ardor en la época de párvulos, tipo "mi idioma es más que el tuyo", pero es impropio de personas crecidas.
Y es que uno no se puede fiar de gente que se pasa la vida diciendo "No queremos ser más, pero tampoco menos que nadie". En este tipo de frases, sólo la segunda parte suele ser cierta.
1 Comments:
Amigo Sapo, como siempre un placer pasear por tu blog....
Y con respecto al debate inventado, como tú muy bien dices una verdadera pérdida de tiempo.
De todas formas para todas estas cosas hay que acudir a la historia y observar: Si Valencia es conquistada a los árabes por aragoneses y catalanes, ¿quién trae el idioma?...
Un abrazo crac.
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