El Blog del Sapo

Hola amigos. Soy El Sapo y este es mi blog. Sería muy tonto daros indicaciones sobre de qué va. Ya iréis viendo. Sólo quiero daros mi opinión. Procuraré ser divertido y llamaros la atención sobre cosas que no veo reflejadas en los medios de comunicación. Bueno, mejor no os masacro con más presentación.

martes, enero 21, 2014

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL TRENCADÍS DEL PALAU DE LES ARTS

Y para variar, son en serio. Con sentido práctico y constructivo -nunca mejor dicho- y con la intención de ayudar. No pido a cambio un porcentaje de los tres millones de euros ni nada. Pero como tengo algo de formación técnica, y además algunos conocimientos de pintura, acabados, brillos, efecto escala y demás, procedo a ponerlos al servicio de la causa. Incluyo algunas preguntas que reflejan dudas que me tienen perplejo.

-Sí, es obvio que la cosa está tan mal como parecía hace un año. Capón para quienes lo negaron, a sabiendas -más grave- o no -pues igual más grave aún-.
-El responsable de la explicación de que abombamientos de medio palmo de alto correspondían a los cordones de soldadura, debería estar en el paro.
-Es inconcebible que del montón de personas cualificadas alrededor del proyecto, nadie pusiera en duda cubrir con estuco y azulejos una superficie de metal que ni siquiera -aparentemente- llevaba elementos en relieve que hicieran trabazón sobre el revestimiento de obra -imagínense tornillos o clavos para que me entiendan-.
-Tampoco parece que se previera lgún tipo de mallado interno ni juntas de dilatación.
-No me explico tampoco qué función/necesidad tiene una coraza metálica sobre una obra de hormigón armado. NO creo que sea estructural, ni impermeabilizante. Ignoro si tiene juntas de dilatación. En todo caso parece absolutamente inútil.

-El uso de trencadís está justificado siempre que resulte posible percibirlo a simple vista. Está pensado con ese objetivo. Las zonas de CACSA revestidas con este sistema que están a una altura visible -del orden de uno o dos pisos- cumplen pefectamente su función, al margen del gusto personal sobre el trencadis.
-Una parte importante y esencial del efecto del trencadís -como ocurre con los ladrillos caravista- es el factor de escala entre las piezas que lo forma y los volúmenes que cubre.
-En el PDLLAA se ha obviado este efecto escala. Cualquier persona con conocimientos sobre maquetas o dioramas  -que tal cosa es un edificio percibido visualmente desde lejos- o sobre esculturas monumentales sabría lo siguiente: con la distancia y el tamaño, la resolución por pieza aumenta -el trencadís se convierte en un pixelado muy fino- y el efecto acaba siendo el de un brillo con "ruido". Pero no el del trencadís. Si se deseaba un efecto de trencadís, las piezas deberían ser mucho más grandes. Un trencadís no perceptible como tal es inútil.
-El efecto brillo con el tamaño y la distancia cambian: lo muy brillante se ve más mate -fíjense en un coche  a 200 metros- y lo mate pero liso se percibe con más brillo. Un falso mosaico de superficies lisas pintadas de pintura brillante cumplirían de sobras el efecto visual del trrencadís sin necesidad de usar azulejo real.
-Por tanto bastaría usar un revestimiento de estuco con "huellas" de piezas lisas. No obstante, parece poco menos que imposible obtener algo muy distinto a una superficie irregularmente brillante.
-el recubrimiento debe ser fino -para que no genere cascotes de gran peso- y embebido en uno o dos mallados de seguridad, a ser posible de dos materiales distintos -metálico y algún tipo de fibra- para que exista seguridad ante dos tipos distintos de deterioro.
-No obstante lo más seguro es un revestimiento de pintura sobre el hormigón o el acero.  Jugar con revestimientos tan conflictivos sobre superficies tan grandes, inaccesibles, imprevisibles -la curvatura produce un sinfín de variables de efectos de agua, viento, sol, prácticamente imposibles de modelizar- es un riesgo inasumible, por incuantificable e innecesario.