LO DE CASTEDO, ALPERI, COTINO Y FABRA
Lo de Castedo y Alperi
Me van a permitir que dedique unas lineas a algo que en realidad es lo de menos, pero tal vez por eso mismo es lo de más. La escena de los dos futuros exalcaldesos de Alicante haciendo el buitre delante de la prensa demuestra que no sólo se la bufa la sociedad, sino una parte muy concreta de la misma: los periodistas. Y entiéndase "se la bufa" como algo más allá de indiferencia: incluyamos desprecio, falta de respeto, etc. Los periodistas están ahí en el centro del campo, haciendo de pivote entre los políticos y la ciudadanía en general. Para la ciudadanía son parte de la política -son su voz ya sea autorizada o no- y para los políticos son el nexo de unión con la ciudadanía: son la voz de esta también. El contacto directo entre política y ciudadanía es de momento más bien escaso. El periodismo supone además la esencia de lo que nos hace humanos: contar cosas y expresarnos. Todos los animales lo hacemos, pero según parece, nosotros los humanos con más precisión y detalle. Casi todos los otros oficios del ser humano: carpinteros, políticos y astronautas incluso, existen de una u otra forma en la naturaleza.Siempre me ha dado una profunda grima el uso de la expresión "buitres" y sobre todo "carroñeros". Veamos: sin tanta economía de palabras a menudo innecesaria e inoportuna -no todos tenemos el don de Springsteen o Knopfler de contar tanto en tan poco- se puede decir: "aprovecharse ilegítimamente de la desgracia ajena". Es más elegante que lo de los carroñeros. Aunque las más de las veces el argumento se usa con dosis tóxicas de demagogia, puede en teoría ser legítimo porque el caso se da, ¡vaya si se da! Pero si al denunciarlo se usa la famosa palabreja, se empieza por llamar carroña -si hay carroñeros, hay carroña- a los desgraciados a los que se supone uno desea defender del supuesto uso espurio de su infortunio por parte de los carroñeros. ¿Hay que decir más?
Lo de Fabra y Castedo
-Sí, sí: ya saben que en las listas para las elecciones no va a haber nadie que esté imputado.-¿Y eso se lo ha dicho a la señora Castedo?
-Sí, y a todo el partido, no sólo a ella.
Claro, a los demás también, no sea que se sienta aludida... añado yo. Y ahora es cuando imagino a los dos marcianos observándonos por el monitor:
-Ah, ya. Ese que es el que manda, ha dicho que no puede haber imputados en las listas. ¿Para qué?
-Es que te equivocas. Pues para que no salgan elegidos alcaldes imputados.
-Pero ese otro terrícola que tiene al lado ya es una alcaldesa imputada, ¿no?
-Así es, pero ya te he dicho que te equivocas. ¿De dónde te sacas que ese manda?
Supongo que es innecesario decirlo. Pero si bien Fabra no puede ni obligar a Castedo a dimitir como alcaldesa ni a renunciar a su acta de edil, sí puede pedírselo con un determinado plazo. Pasado ese plazo, la expulsa del partido. Y a continuación, le hace una moción de censura con los ediles que quedan, suficientes de sobra. Conclusión: no quiere. O no se atreve. O no cree poder contar con suficientes ediles que estuvieran de su parte.
Si en vez de Alicante, fuera de Valencia, estoy bastante seguro de que ya habrían hecho algo.
Sin embargo, el MH va allí a hacerse la foto de las Fogueres, y mientras (o después) Castedo le vacila con hacer su propio partido. Alberto, ¡qué liderazgo!
Lo de Cotino y Fabra
Voy a obviar -como hecho en el anterior caso- la abundante casuística que a mi parecer hace que tener a Juan Cotino de president de Les Corts sea todo menos una gran idea.
Sólo que en este caso la defenestración sería aún más fácil -al fin y al cabo es un cargo de confianza- y por tanto la ausencia de la misma provoca un silencio aún más estridente -lo del silencio atronador está muy gastado-.
De nuevo como en el caso anterior llama la atención que de los cuatro principales medios escritos de la CV sólo uno y medio -aprox.- muestren especial interés en afearle a Fabra su inacción. Allá cada uno.
De nuevo digo lo mismo: veo al muy institucional Posada, hombre sin duda respetable y sosegado y me digo: ¿alguien cree que se aguantaría ni un minuto con un Presidente de las Cortes Generales con toda la fenomenología que acompaña al de les Corts? No, ¿verdad?
Pues apaga y vámonos.
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