El Blog del Sapo

Hola amigos. Soy El Sapo y este es mi blog. Sería muy tonto daros indicaciones sobre de qué va. Ya iréis viendo. Sólo quiero daros mi opinión. Procuraré ser divertido y llamaros la atención sobre cosas que no veo reflejadas en los medios de comunicación. Bueno, mejor no os masacro con más presentación.

jueves, mayo 22, 2014

CUANDO NO QUEDA NADA MÁS...

Naranjito muestra un González Pons durante su 
intervención en el mitin del PP ayer, en Valencia


Naranjito llevará a González Pons a Europa....  espera: ¿o era al revés?


No, bueno, en realidad Naranjito no llevará a G. Pons a Europa, lo que lo hará serán los votos de los votantes del PP y la posición de segundo en las listas. pero sí es cierto que G. Pons intenta que dichos votantes sean más gracias a Naranjito.

No vamos a extendernos a estas alturas sobre el hecho de que buena parte del electorado valenciano del PP se circunscribe a un sector cuya visión de lo político, social, cultural, está estrechamente ligada a los símbolos. Como casi todo el mundo, dirán. Sí, pero me refiero a una ligazón que poco más tiene de sutrato. No vamos ahora a profundizar en cosas como "la llengua, que no mos la toquen" pero ahí la tenemos, sin usarla, etc. Cuestiones colorísticas y heráldicas, tradiciones, etc. componen un regionalismo que tiene raíces profundas, pero que en democracia fue especialmente aprovechado por UV antes de la absorción por parte del PPCV. 
No sé si Blasco (Ibáñez, no el de ahora) mostró también una naranja en el Congreso de diputados. Lo cierto es que González (Lizondo, no el de ahora) sí lo hizo, y ahí arrancó una aventura de supuesta reivindicación, de "contar en Madrid"  (en este caso en Europa) de cuyos éxitos y fracaso están vds. bien informados en los miles de artículos de opinión que sobre el tema se habrán escrito.

El PPCV lleva alimentando a su electorado con una serie de iconos sentimentales (no de objetivos/resultado, ¡ojo!) como la lengua, el agua, los productos hortofrutícolas, el turismo, la catalanofobia, etc. Temas tan fáciles de poner en circulación, como de retirarlos, sin que la parroquia espere logros sino ese subidón gregario y tribal de la causa común liderada por nuestros prebostes.

De hecho, el gobierno de Fabra lleva bastantes meses reeditando todos estos temas, exprimidos hasta la saciedad en la era Camps. Era en la que González Pons fue miembro activo del divertido ejercicio de meterse en todos esos charcos. No olvidemos sus mil imágenes (tiren de google...) con chupete, señalando un plasma con demoníacos pancas en el Camp Nou, o transfigurándose en sedicente Conseller-Sandía. ¡Qué imagen! Una sandía mostrando orgullosa una naranja. Sí, era mi segunda opción para la caricatura.

G. Pons es un tipo inteligente, sin duda. Lo malo es que ha dedicado su talento, mayormente, a instrumentalizar todo ese aparato durante sus años en Valencia. No en vano Rajoy se lo llevó a Madrid y le asignó funciones de comunicación. Algo de experiencia tenía. Sólo que el estilo empleado en la CV (tautologías y chirigotas a mansalva) no daba para Madrid, con una prensa bastante más corrosiva. Que un hombre con las dotes comunicativas de Floriano haya asumido las funciones que por naturaleza le corresponderían a D. Esteban, dice mucho del pánico que debía inspirar ver a este en el atril de Génova 13 todos los días. Pánico justificado, a mi entender. 
Hay que admitir sin embargo que nos lo hemos pasado bien, sin duda.
El PP-CV ha explotado como pocos todo el catálogo de iconos sentimentales. De hecho, pese a encadenar mayorías absolutas, la palabra "sentimiento" ha parecido entre sus argumentos con una frecuencia abrumadora. Apelar a  estas cosas parecería más propio de grupos minoritarios, un partido con amplias mayorías debería tal vez centrarse en argumentos más racionales. En todo caso el recurso a esos resortes es habitual en períodos electorales. El PPCV ha tenido el mérito de hacer irradiar ese efecto a nivel social, manteniendo la motivación fuera de los periodos de sufragios. Naturalmente, a costa de restar racionalidad a la forma de vivir y evaluar su gestión... y a la gestión misma, siempre enfocada a la apariencia más que al resultado.
Sacar la naranja y decir que la llevaremos a Europa no es en sí ni malo ni bueno: artificio de campaña, sin duda. Pero está cargado de simbolismo.
El PPCV lleva meses echando mano de fondo de armario campsiano pues queda poquísimo que ofrecer. El éxito del PPCV se basó, no lo olviden, en el éxito de UV. Que se cierre el círculo en este previsible fin de ciclo con la imagen con la que se abrió es muy significativo.