El Blog del Sapo

Hola amigos. Soy El Sapo y este es mi blog. Sería muy tonto daros indicaciones sobre de qué va. Ya iréis viendo. Sólo quiero daros mi opinión. Procuraré ser divertido y llamaros la atención sobre cosas que no veo reflejadas en los medios de comunicación. Bueno, mejor no os masacro con más presentación.

lunes, diciembre 30, 2013

Nada de particular.
La verdad es que tengo pendientes varios post: un dibujo sobre Císcar haciéndole (o sufriendo) el traspaso de competencias televisivas a Lola Johnson, un subtitulado de Craig T Nelson para simular el discurso de Fabra, uno sobre el inoportuno uso de la palabra "tripartito" para referirse a la Oposición local, hasta uno titulado "POR VALECIA, MATA".

Pero el año acaba y uno quizás debe decidir con cuidado a qué dedica las últimas horas del mismo, aunque sólo sea como medida simbólica. Aparte estoy algo triste y preocupado: se da el caso de que un tipo millonario y dedicado al riesgo contumaz se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Grenoble. Y qué contradictorio resulta que tal cosa nos preocupe cuando en las noticias nos hablan de muertes por decenas. Pero aunque sólo sea porque el susodicho dedica gran parte de sus ganancias a la beneficencia, ya el hombre merece la pena aparte de la admiración que sus logros deportivos nos puedan producir.

Así que a riesgo de sonar cursi, demasiado "suplemento dominical cool"  o facilón y oportuno -pues se unen las condiciones de fin de año, reflexión sobre lo efímero y frágil de la vida y lo chunga que está la actualidad que pocas ganas da de centrarse en ella- voy a arrear una recomendación: dedicar las poco más de 24 horas que quedan de año a buscar el hueco. El hueco para hacer algo que nos gusta y que disfrutamos y que por alguna razón siempre dejamos para otro momento. Ni se me ocurre poner ejemplos pero seguro que hay algo que es hasta barato, a lo mejor disfutar de alguien o algo que tenemos y ni siquiera hay que ir a buscar o comprar, aunque parezca completamente estúpido, o haya que dedicarle dos horas para disfrutarlo dos minutos. En fin, eso: nada en particular.