ESTO DIFÍCILMENTE TIENE REMEDIO...
A veces leo aquí y allá que uno de los problemas de esta CV -y de España pero menos- es que la gente apoya su opción política con el fanatismo con que lo hace en el fútbol.
Sólo, así se puede explicar el fervor de un gran sector, y el voto de una holgada mayoría de ciudadnos a una gente que miente, habla de forma irrespetuosa, tergiversa, se nos cachondea y gestiona palmariamente mal.
Vean en todo caso un comentario extractado de los dejados por los lectores en Levante-EMV. La noticia es que esa piel de oso vendida antes de tiempo que era la presentación "urbi et orbe" de la F1 en Valencia, esa piel de oso digo, sigue abrigando al plantígrado que sigue campando y por muchos años.
Eso sí, Barberà no desaprovechó la ocasión para darlo por hecho -les recuerdo que GGPP como Silverstone, Donnington y Canadá llevan unas cuatro entradas y salidas del calendario en apenas unos tres meses- ni para llamar "eanitos políticos" -esa boquita Rita- a los que criticaron la foto del Ferrari azul.
¿Qué público tienen? lean:

"Siempre el mismo discurso progre... mas colegios, mas bibliotecas, mas sanidad. Reclamar el dinero necesario para eso al Gobierno central de vuestro queridísimo Zapatero, que es quien desde hace 6 años boicotea a la Comunitat negandonos un dinero que nos pertenece. Por cierto, ¿Sabeis qué cuesta mantener las embajadas que Cataluña está abriendo pro todo el mundo?. ¿Sabeis quién las paga?. ¿Sabeis cuantos colegios, bibliotecas y hospitales se podrían hacer con ese dinero?. Preocuparos por las cosas importantes por favor."

Con esto está todo dicho.
Sin duda ese futbolerismo político es también la causa de que un 36% voten(emos) a un partido que mediáticamente es tan visible como la AVL, o que un porcentaje aún mayor apoye a un Zapatero que no parece precisamente encadenar éxitos.
pero no me negarán que lo primero tiene un punto de principios y que en lo segundo, no se puede negar que al menos existe un cierto equilibrio enter los medios que dan estopa a unos y otros.
Aquí... madre mía!