CUESTION DE MEDIOS...
Voy a dejar de escucharla.
me refiero a la tertulia política de "La ventana-CV". Es aburrida, no va a ninguna parte y estaría mal moserada... si estuviera moderada. Lo siento pero es así. La cosa consiste en una perorata sin fin de la representante del PP -suele ser MªJosé Catalá, a veces Isabel Bonig- donde repite una y otra vez como una autómata las consignas del día. Ayer tocaba "No hay nadie imputado del PP en Valencia en el Gürtel", "Es siniestro como Rubalcaba", "La querella es para darse el PSPV autobombo", y esto repetido unas diez veces por frase como mínimo. Es impresentable que un representante de cierto nivel de un partido repita una y otra vez las mismas frases aún si no tienen sentido, pero es casi peor la incapacidad de reacción de la moderadora -¿es responsable el conductor de un programa de que sus invitados se salgan de madre? yo creo que sí- o del oponente socialista, Rafael Rubio. Entiéndanme: me parece que cualquiera de las presentadoras de la ventana-CV son buenas periodistas, capaces de llevar una tertulia al uso, y que Rubio es un buen fajador, peleón y eso. pero ambos son incapaces de reaccionar ante una actitud de catón, de absorbencia por omnipresencia, de una tertuliana (la del PP) que ocupa más tiempo que nadie para repetir lo mismo na y otra vez, para decir las consignas irrespetuosas de siempre. Un tostón.
Vientos -fríos- de Levante
Aunque la cosa merece una reflexión más profunda -que luego para variar no tendré tiempo ni gans de hacer- haré un comentario sobre la reciente linea editorial del diario Levante-EMV. Básicamente, ha dedicado las últimas dos semanas -curiosamente casi a partir de la alegoría de camionetas y cunetas de Camps- a ser extraordinariamente amable, condescendiente y hasta adulador y cooperante con los postulados campsianos. Eso junto a un poder soslayador de las abundantes salidas de tono del poder local. Y sin olvidar la habitual árida consideración hacia la oposición. El tratamiento duro de la querella del PSPV, la ausencia de una condena rápida y categórica de la estracanada de Camps, y una serie de editoriales de alabanza a iniciativas del PP valenciano que en otras ocasiones ha criticado sin ambajes, ha producido un innegable descontento entre los lectores -no todos sin duda pero sí unos cuantos-. Ello se ha hecho patente en los comentarios dejados por estos en al edición digital, y según uno de los columnistas de cabecera de L-EMV, en ataques -seguramente exacerbados- en el universo bloguero. La reacción, en forma de cabreo, no parece estar muy preñada de autoanálisis. En cuanto a los comentarios, se han leudo de muchos tipos. Desde los brutales a lso que relacionan línea editorial e ingresos por publicidad, pasando por los que les llaman "suaves" y unos cuantos realmente antológicos, en los que sugerían una fusión con Las Provincias. "Una sóla linea editorial? pues un solo diario", decían. La segunda reacción no hace sino confirmar los peores temores. estos días, Levante-EMV ha suprmido la posibilidad -que con acierto había abierto no hace mucho- de dejar comentarios en los artículos de opinión. Que cada cual saque sus conclusiones.
La enésima salida de Camps
Camps no entiende, seguramente porque ya es incapaz, la distancia y la diferencia entre el tono institucional y el absolutamente partidario. Esto es algo a lo que nos tiene acostumbrados en sus funciones puramente políticas. Sin embargo, cuando esas cosas se juntan con la relación entre lo público y un actor privado -lo que entraña una dificultad que tampoco sabe ver-, la cosa es aún peor. Eso vale para Ecclestone o para un diario.
Un presidente puede hablar bien de un medio de comunicación. Ello le honrará especialmente si este medio no suele ser muy condescendiente con él. Sabido es que LP es de todo menos crítico con Camps -salvo excepciones recientes-, y Camps está en su derecho a adorarlo... en privado.
Pero juntar una adulación que va más allá de lo que sería higiénicamente aceptable -ya saben: "un medio muy serio que contribuye con su profesionalidad a la modernidad y a la conciencia ciudadana.." etc- con su soniquete habitual -el de Camps- da lugar a esperpentos como el de ayer. Camps decía de Las Provincias que hablaba de las cosas que de verdad interesan a los ciudadanos y no de las que no interesan y que es de las que no hay que hablar.
Al margen de esa identificación tan directacon un medio -por la implicación personal que incluye la frase y por la identidad con su mensaje político de hogaño- y de la censura absoluta por eliminación/reducción de los demás medios, aparte del trasfondo censor y antidemocrático que, insisto, Camps es incapaz de ver, quizá lo peor es que no se dio cuenta de la caja de Pandora que abrió.
Y es que, mal que le pese, y muy bien mezclados con los artículos de adulación y promoción -tal vez los que le pasan en los resúmenes de prensa- Las Provincias no evita en absoluto hablar de: La lucha a muerte con el Zaplanismo/Ripollismo, la deuda exorbitada de la Generalitat, su persecución implacable a TV3, su anticatalanismo furibundo, el caso Gürtel, las chapuzas de Educación, la insoportable morosidad de la GV, las peligrosas relaciones con individuos más que sospechosos... En fin: esas cosas de las que se supone no hay que hablar y que no interesan a los valencianos. Y es que a día de hoy hasta el espejo de LP le ofrece a Camps una imagen insoportable.
Pero de eso tampoco se da centa.
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