INCAPAZ
Así de sencillo. Lo ha vuelto a demostrar otra vez. Francisco Camps es incapaz de hacer una remodelación de gobierno -siempre me ha chocado que les llamen crisis- como dios manda. Poniendo y quitando cosas, en este caso consellers. Camps prefiere el estilo Jen-Tsui: cambiar muebles de sitio. En 2004 el entonces diputado autonómico socialista Andrés Perelló decía que era como las maracas: "lo agitas, suena, pero lo de dentro no cambia"
NO PUEDORR
LA palabra es INCAPAZ. Camps se ha mostrado incapaz, en seis años, de ECHAR a un conseller, facultad exclusiva de los presidentes de gobierno y que demuestra su capacidad de prescindir de aquel/lla que no ha cumplido sus expectativas. Sólo con la cortina de las elecciones fue capaz de quitar piezas (eso sí, garantizándoles un puesto de diputados, que luego la mayoría abandonaron). Ello implicaría que grosso modo lo hacen todos bien. Pues es ilógico que quien no lo ha hecho bien en A pueda hacerlo bien en B. En todo caso, un buen jefe es aquel que ficha a los que valen, potencia su acción y por supuesto es capaz de prescindir de los que no valen. Es duro y por eso no todo el mundo vale para jefe, para líder, para ejecutivo... Es un hecho francamente grave que creo la opinión pública no valora suficientemente. Lo de ayer refuerza la convicción de que por muy mal que lo haga un conseller en un área determinada no lo liberará de sus responsabilidades; a lo sumo le dará otras. ¿Para ver si al final acierta?
CAMPS Sorprende... no sorprendiendo. Si me preguntan así en general qué cambios va a hacer Camps -abstraigámonos del tiempo y la coyuntura- diría que nada de cambios: sólo moverlos de silla. Sin embargo, el contexto era demasiado complicado para que la respuesta fuera tan fácil. Ejemplos claros de mala gestión admitidos incluso por la prensa amiga, el caso Gürtel del que de momento se ha librado y que parecía invitar a que alguien pagara los platos rotos para desviar atenciones, un contexto de crisis, diversos consellers salpicados por casos turbios, la triste desaparición de uno de ellos (lo que habilitaba la entrada de uno nuevo y ya puestos, más), o la posibilidad de suprimir conselleries para reducir gastos... Pues no. Cuando todos daban por descontado un buen chorro de cambios, da la gran sorpresa proporcionando la respuesta más obvia al enigma, como en las malas películas de suspense.
TRES razones Creo sinceramente que cuando se procede así sólo puede ser por una, o combinación de las siguientes razones.
-Pánico absoluto a reconocer errores de gestión. Se le reprocha a Zapatero no admitir errores o recurrir a errores veniales en última instancia, como coartada. Camps ni eso. Existe un contrastado terror a que el relevo de gestores haga manifiesta la asunción de un error, de una mala gestión. Es la consecuencia de presumir contra toda evidencia -salvo los resultados electoreles que, vale, no es poco!- de perfección en todo, sin concesiones.
-Temor a las represalias del compañero de viaje que se queda en el camino. Esta faceta que ya se ha visto en numerosas ocasiones, queda patente de nuevo. ¡Qué miedo dan los EX a los que siempre se busca una salida cómoda y discreta! El hecho de que algunos consellers/es no sean diputados aumenta el peso de este factor. Recordemos de nuevo que los relevados de la anterior legislatura fueron colocados en listas para que al menos fueran diputados.
-Una excesiva dependencia de un entorno. Es un factor muy parecido al anterior, pero que se centra en un núcleo de poder que parece intocable.
-Falta de banquillo. Qué ironía, cuando fue precisamente el PP el que trajo al debate este término. La sensación de que "no hay más" se acrecienta, incluso si la prensa daba por descontado que piezas como Ricardo Costa podían subir de categoría...
Y motivos políticos había de sobra. Casi se puede decir que, conseller que no estaba tocado por asuntos feos, lo estaba por ineptitud manifiesta o simple irrelevancia mediática (lo que llaman falta de perfil político). En el primer grupo, Castellano, Such, Blasco Y Cotino han protagonizado titulares poco agradables; Font de Mora, Camps (para lo que se debiera esperar de él en este contexto de crisis), el propio Cotino con la dependencia, o Rambla con el caso Gürtel no han estado muy brillantes; y Juste, Sánchez de León, Hernández o Miró, digamos que no encontraremos mucha gente que sepa quién son. Vamos, que de once tenía por lo menos la oportunidad de mandar a túnel de vestuarios a cinco: hasta la prensa más afín se lo daba por descontado. ¡Y encima hubiera cerrado unas cuantas bocas!
¿Y la prensa? bien, gracias. Es curioso que la referencia de la prensa/radio que acompaña al Consell y a Camps en todos sus pasos, Las Provincias, hubiera adelantado, sugerido, anunciado, excusado y hasta preparado el terreno para posibles relevos. En estos casos siempre cabe hacer suposiciones: desde la connivencia absoluta con el poder que les lleva a filtrar qué cambios se van a producir, hasta la pura y simple especulación o conjetura, dando su punto de vista. En todo caso, o bien les han contado algo y luego Camps ha cambiado de opinión, o si bien la apuesta era personal han fallado el tiro. Sin embargo, lo que no es de recibo es que, después de haber dado por hecho -y por bueno: nunca leimos "no, por favor, no lo cambie!"- que rodaban un mínimo de tres y hasta un máximo de cinco cabezas, al haber lo que ha habido -o mejor dicho lo que no ha habido- se conformen con un "bueno,pues tampoco está mal". Y, recibido el mensaje, a ver quién critica a hora a los recién refrendados! Es inadmisible que un medio conservador, después de hacer el poco frecuente esfuerzo -insisto, ya sea motu proprio o inducidos a ello- de criticar abiertamente la gestión de algun@s consellers se conforme con que simplemente se les cambie de sitio. Y de absoluta carcajada es que se diga que es un "Consell cuyo peso político sale incuestionablemente reforzado". ¿Cómo, si el contenido es el mismo? digan más bien que se pone al frente de conselleries de más impacto mediático a personajes con mayor capacidad y descaro para hacer ruido. Porque la incontinencia verbal de Cotino mostrada con motivo del Gürtel da miedo en donde lo han puesto -sin duda es lo que se pretende-. En cuanto a la otra gran pieza, el diario Levante-EMV es sorprendentemente suave con este juego de cambio de sillas. ¿por qué? Lo ignoro. Tal vez aún les dura el estupor. El País-CV como siempre, a lo suyo. Y de la prensa/radio estatal... nada. Han pasado de estar pandientes de Camps a todas ho... perdón, con cierta frecuencia -tampoco nos pasemos- a obviar esta "remodelación". Así nos va.
En definitiva los cambios sirven para que quien salga todos los viernes -y los lunes, martes, miércoles...- sea Sánchez de León en lugar del muy quemado -en estas lides- Rambla, de seguir teniendo controlado a Blasco, de cambiar de sitio a l@s más inoperantes a ver qué pasa, de hacer caso omiso a los clamores contra Font de Mora y, movimiento principal, garantizarse un icono mediático/populista al frente de un icono sentimental como ha de ser SIEMPRE la política del AGUA. Ha sido así, con diferentes estilos, durante estos seis años. Y lo seguirá siendo.
Ah, y la referencia a "si convoco elecciones, me salgo" es bastante bochornosa. Especialmente decir que sus consellers han sido refrendados... ¡por una elecciones europeas!! (???)
Conclusión: el puzzle de Camps. Se me ocurren varias metáforas. La mayoría ya han sido utilizdas: juego de sillas, rotaciones de basket, maracas, banquillos... pero dándole vueltas me ha venido a la cabeza un símil. Y ojo, no buscando una metáfora para lucirme, sino del propio análisis de la situación. Y me ha dado la impresión de que Camps, después de quedarse trágicamente sin un conseller y con las tres premisas de 1-Hacer cambios 2-No eliminar a nadie 3-No añadir a nadie, se me ha antojado alguien que intenta montar un mecanismo. No contento, vuelve a montarlo de otra forma ( a ver si así funciona) sin dejarse piezas y, por supuesto sin disponer de más. Un reloj? Un puzzle? NO: más bien esas tablillas -generalmente de publicidad de "Construcciones Horcajo, ni muy alto ni muy bajo" o algo así- donde las piezas del rompecabezas se podían mover pues deslizaban unas con otras, y faltaba una. No se pueden extraer del marco ni añadir más. Tampoco se tiene la facilidad de maniobra de un puzzle donde quitas de aquí y pones allí: aquí para desplazar una pieza una sola fila, debes mover todo lo que la rodea. Recuerdo que algunos malvados cambiaban de orientación una de las piezas para mayor desesperación del sufridor, que no sabía extraerlas. ¿Alguien se acuerda de cómo se llaman esos rompecabezas?
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