El Blog del Sapo

Hola amigos. Soy El Sapo y este es mi blog. Sería muy tonto daros indicaciones sobre de qué va. Ya iréis viendo. Sólo quiero daros mi opinión. Procuraré ser divertido y llamaros la atención sobre cosas que no veo reflejadas en los medios de comunicación. Bueno, mejor no os masacro con más presentación.

martes, diciembre 16, 2014

"PERIODÍSIMO"

Para una persona como yo que raja sin cesar de lo que no le gusta del periodismo es, créanme, muy grato llevarse agradables sorpresas en el sentido contrario. Sería fácil -y hasta jsutificado- pensar que sólo disfruto quejándome. Antes, de Canal 9. Ahora, como ya no hay, de todo lo que se mueva y estampe su firma en un medio. Pues no, no se crean. Está claro que los que, además de consumir periodismo, lo criticamos, somos un dolor de muelas: al que tenga un sesgo afín al nuestro, o bien le criticamos su partidismo, o le zurramos cuando no ejercen esa "militancia". Del periodismo de tendencia opuesta, ya ni te cuento: no le pasamos una. ¿Somos tan injustos? pues sí y no... es que a veces hay razones objetivas para quejarse, ¡qué demonios! Obviamente todos tenemos nuestro sesgo particular, la objetividad total no existe.
En fin, creo que si echan la vista hacia atrás verán que he dicho mil veces varias cosas:

-Que si el PP (de Fabra) no hubiera asumido el herculiano reto de emprender la legislatura con un grupo cargado de 10 o 11 imputados, no hubiera tenido que hacer la heroicidad de eliminarlos uno a uno. Ni tendríamos que gradecerle el esfuerzo. Me revientan las tareas inútiles e innecesarias salvo que sean placenteras. Es como eso que dice Argiñano de echar un montón de garbanzos al suelo y recogerlos uno a uno para hacer ejercicio.
-Que este gobierno actual paladín contra la corrupción, propia de su partido se entiende, disfruta de margen de maniobra gracias a la mayoría absoluta conseguida por esos a los que ahora persigue, esos de los que reniega, esos que presume de haber hechado de sus filas.
-Que desde la dimisión de Camps se empezaba a caer todo el tinglado que ocultaba que esas mayorías eran espurias al haber sido conseguidas con trampas, con dopping, o bien bajo criterios éticos y morales, y ahora parece que objetivos y judiciales, vista la apertura de juicio por financiación irregular. Que en época de elecciones pasa a ser tipificada como delito electoral, de lo más grave en democracia. Seguir gobernando con un sustituto -y ojo, prácticamente el mismo Consell- como si no hubiera pasado nada era inadmisible, y reprobable: tanto en la persona que dio por bueno el artificio -Rajoy- como el inmaculado sustituto escogido para el mismo: Fabra.
-Que también es reprobable a los medios que por acción u omisión admitieron la maniobra. Puede ser temerario decir esto: si todos los medios se hubieran echado en tromba  diciendo "Esto es inadmisible" otro gallo hubiera cantado. En lugar de eso vimos "Va, concedámosle tiempo". Salvo honrosas y escasas excepciones. Digo que es temerario o arriesgado, porque hemos visto ejemplos de aguante coriáceo e impávido por mucho que se queje la prensa  -"Aguanta, Luis!"- aunque obviamente se podría haber intentado. Y no se hizo. Lo repito: tiren de hemeroteca y díganme si las portadas eran las propias de un lugar donde se va a presentar -y según las encuestas va a ganar- un presidente que va a sentarse en el banquillo casi con absoluta certeza, y al frente de un partido que va a ser sentado en el banquillo por financiación irregular. Salvo, de nuevo, alguna excepción.

Así pues, cuando desde algunos medios se admite esta responsabilidad, uno se queda gratamente sorprendido -por lo poco frecuente- y sobre todo aliviado. Resulta que no somos cuatro malpensados los que nos empeñamos en ver cosas raras.

Este domingo Rafael Navarro en EL MUNDO-CV -del cual es director- y Xavier Ribera en Levante-EMV se dejaban caer con dos artículos imprescindibles y que resultan una buena noticia en estos tiempos.

 Navarro, partiendo del caso de Rus y los Leds, y el silencio generalizado respecto a este caso, acaba haciendo una reflexión general sobre la complicidad silenciosa de los medios con las cosas que han ocurrido en los últimos ¿siete años? -la fecha la pongo yo- y cuyos frutos vemos ahora. Habla de "mirarse al espejo" y... bueno, lean ustedes mismos:
"Estimados compañeros, con espíritu constructivo, no es de recibo que en la tercera capital de España la prensa esté amordazada ante el gran caso que rodea a Rus. Los periodistas tienen que hacer buen periodismo, el problema de nuestro sector es que falta transparencia y deben cambiar los métodos facilones de los gestores y los publicistas, el periodismo no puede dejar que se manchen sus firmas con la escandalosa censura que impera aquí. Echamos en falta un buen debate organizado por la Unió de Periodistes donde la profesión se mire al espejo. No es una cuestión interna, afecta a toda la sociedad. El mayor daño en la imagen de esta región no son los hechos, sino el tiempo que han durado algunos en los cargos -Carlos Fabra, Castedo-, ha ocurrido en Castellón y Alicante. Eso no hubiera sido posible sin la complicidad de una parte de la prensa ¿También en Valencia? ¿Somos periodistas o qué somos? Pues hagamos buen periodismo, ese que publica la verdad, incomode a quien incomode."

Puedo coincidir o no con el punto de vista que pueda tener, según el caso y el día, Rafa Navarro  - o con los de Civera, Monreal, Quirós, Alberola...- pero este tipo de reflexiones me desarma. Ya no se trata de darle más caña a los de izquierdas o a los de derechas: cuando desde un medio se llama la atención sobre mordazas y silencios, hay que descubrirse. Sobre todo si no es un gesto gratuito y hay más que abundante fundamento, como es el caso. Estoy seguro de que estas palabras habrán escocido a maás de uno -no puedo esperar a leer las reacciones- así que no es precisamente fácil hacerlo, ni la mejor forma de ganarse amigos. Me gusta cuando desde un medio se felicita a otro -cosa que ha venido ocurriendo recientemente- si hay motivos para ello. Pero bien están estas llamadas al periodismo independiente. Si el lector acaba creyendo que sólo el ve cosas raras, complicidades inadmisibles, su pérdida de confianza es irreversible.
"Por el viejo periodismo", que sería un lema que valdría para los dos artículos a los que me refiero, es el que da título al segundo. Por el viejo y por el nuevo, añado yo. Xavier Ribera hace una precisa, implacable y exhaustiva disección -a lo vivo, dolorosa pues- de una serie de circunstancias que, aún siendo obviedades, parece que se olvidan a menudo: "La crisis que vivimos de forma permanente, desde 2007, ha golpeado el entramado de medios de comunicación. Los periódicos hacen cuanto pueden para sobrevivir. La pugna entre recortes presupuestarios, prejuicios ancestrales, hegemonías ideológicas y restricciones publicitarias, han erosionado la urdimbre informativa y mediática, amenazada por la escasez de recursos y la precariedad laboral de los profesionales." afirma a modo de descripción de la situación. Añade una realista bofetada: "Un medio de comunicación privado ha de ser un negocio. Es la única manera de garantizar su continuidad, al margen de influencias ajenas a su razón de ser. No hay prensa independiente, porque las empresas editoras no son imparciales. Los medios dependen de los intereses de los editores que son económicos, ideológicos, políticos o a una mezcla de todos ellos, en el magma de los lobbys o grupos de influencia."
En efecto, así es. Pero es que encima de depender de patrones con sus propias manías, ideologías e intereses -sobre todo esto último- escriben para lectores que presentamos los vicios que he apuntado en la introducción. Qué difícil es contentarnos. Difícil pero necesario: "Los medios de comunicación se deben a su público y a sus lectores. Sin ellos, sin su aceptación voluntaria y activa son nada. La prensa existe y pervive porque los lectores quieren. Es la opinión pública la que le proporciona su respaldo, nunca en el sentido de la corriente sino en contra de ella. Los lectores aportan los recursos necesarios para que sea posible el milagro de que un periódico renazca cada día."
Y a continuación, una descarnada reflexión: "La ignorancia, la falta de inteligencia y la abundancia de factores perversos han acelerado la decadencia actual en competencia desleal. Hay medios que pueden permitirse el lujo de perder dinero todos los días durante años."
Ribera sigue y sigue, y al artículo no le sobra ni una linea.
Se centra -lo hace al final- en el penoso episodio de TVE con Pablo Iglesias. Un tema de prensa pública.
Navarro se refiere, por su parte, a la privada.

Como ven, estamos sitiados: por un lado, los medios públicos complacientes con el poder, y `por otro los privados enfrascados en la misma tarea.
En medio, la ciudadanía y los periodistas que no quieran seguir ese juego vergonzoso y vergonzante. Quien se apunte, es bienvenido.
Un saludo desde la charca.