ELEGIR UN CANDIDATO
En época de rumores, primarias, sondeos, proyectos
en vía muerta -impagable referencia a los patos cojos de A. Tórtola- y tableros
políticos cambiantes, la siempre ardua labor de sugerir candidatos ideales se
hace aún más difícil, pero asimismo más ineludible.
Desde el propio partido, desde los enemigos
(dentro) del propio partido, desde el periodismo: ya sea este neutral,
antagónico, de obediencia -que, no se sorprendan, aún los hay- o de simple
afinidad ideológica... y también desde la ciudadanía, con todas las variantes
anteriores, incluidos blogueros engolados.
Lo primero que te viene a la cabeza es que todas
estas especies son (somos) enormemente interesadas. Descartemos de momento a la gente de
estricta militancia política: los propios, porque ya tendrán -o no- sus
mecanismos para influir y con su pan que se lo coman. Los ajenos, creo que he
manifestado más de una vez que me parece de muy mal gusto que se inmiscuyan,
salvo el bastante legítimo derecho de los de la oposición a poner verde al líder
del partido de gobierno. Hagan la prueba del nueve: el caso contrario, las
alabanzas, siempre suenan hipócritas, sarcásticas y vitriólicamente
condescendientes. ¿He escrito "vitriólicamente"? leo demasiadas columnas de
opinión.
Los ciudadanos, bueno... ya lo abordaré enseguida.
Pero nos debatimos entre el legítimo interés, manifestable vía primarias -tan
de moda- para un partido próximo a nuestra intención de voto... y una gran
disyuntiva cuando se trate de partidos a los que no pensamos votar: elijo lo que
parece objetivamente mejor para ese partido... ¿o aquel con el que creo
obtendrán peor resultado?
En el caso del periodismo se va a encontrar con las
trampas y los problemas de los ciudadanos, acentuados por los de los políticos.
Si ya es difícil hacer una sugerencia objetiva -porque hay varios criterios- más
lo será aún que el lector la considere como tal. Una vez más será imposible
satisfacer a todo el mundo. Los lectores viciosos que consumimos estos contenidos somos retorcidos y vemos segundas y terceras intenciones por doquier. Aunque seguro que nos prefieren así: la atonía sería mucho más aburrida. Pero sí es cierto que las dificultades para elegir se acentúan cuando ves en tu mano un poder real de influir en el sentido del voto. Gran responsabilidad.
Centrémonos pues en lo que sería el consejo desinteresado y altruista del ciudadano medio. Veamos pues: vamos a suponer que nos pronunciamos
desde la discrepancia. Antes que nada, creo que hay un matiz transversal,
llamémosle Punto 1: si realmente queremos hacer una sugerencia seria, deberíamos
tener muy en cuenta el factor "probabilidades de éxito en las urnas". Así, no
hace falta pernoctar en Blanquerías para afirmar que Perelló, Mata o incluso
Antonio Torres son mejores carteles para el PSPV de Valencia que Joan Calabuig.
Y que, ya puestos, Mª José Català parecería tener más números que, yo qué sé...
Ricardo Costa.
Dicho esto, y asumiendo que pese a haber opciones
obvias, no siempre va a estar tan claro, entremos en otros criterios. Para
empezar, si desde la discrepancia vemos a una candidatura como más adecuada, es
probable que se deba a que es la que veamos más apartada de la linea general del
partido. Así pues, estaríamos afectando el "Punto 1" . En todo caso, si nuestra
elección bascula entre dos opciones bastante diversas, estamos a la vez
comprometiendo la evolución del partido, y con ello influyendo. Tampoco pasa
nada: es habitual decir "quisiera que ese partido fuera menos nosequé o más
nosecuántos". Pero claro, si llevamos esto al extremo, y defendemos -por
legítimo que sea- a un auténtico verso suelto... acabaríamos rozando el criterio
vicioso de "apoyar a uno malo para que pierdan". Tengo bastantes años para
recordar que pensé que en el PSOE no debieron disgustarse al saber que el
candidato 1982 de UCD era Landelino Lavilla. Que sí, un señor muy majo, pero así
como buen cartel...
Como pueden ver, las opciones son tan amplias que
hay que centrarse en casos concretos porque si no, no acabaríamos
nunca.
Por orden numérico, UPyD tiene que confiar en Toni
Cantó "sí o sí". El factor conocimiento abruma a cualquier otra consideración.
Ya es cosa de los técnicos decidir si esto vale para les Corts o Ayuntamiento.
Sí, puede ir en las dos listas, pero el énfasis se hará en una de
ellas. Si Cantó representa o no las lineas ideológicas del partido, eso lo decidirán en su día Rosa, Díez, y Rosa Díez.
En Esquerra Unida pasa un poco de lo mismo pese a haber alternativa. Marga
Sanz ha crecido enormemente como parlamentaria, aún así tiene un deje algo
triste y enfadado que probablemente "vende" menos que Juan Ignacio Blanco, que
se siente comodísmo en los minutos de telediario que se gana a pulso. No
obstante, y aunque me desagrade hacer este tipo de valoraciones "cuantitativas",
dado que la esperanza de resultados de EU no se mueve en la zona de liderazgo de
mayorías de gobierno, las bicefalias y tricefalias no son un problema, incluso
son beneficiosas. Sí: se podría decir que los partidos que en principio no
aspiran a encabezar gobiernos, tienen la ventaja de que pueden presentar dos o
tres candidatos. Cosa impensable para PSPV o PP-CV.
Naturalmente, si se quiere ver el tema de EU desde
el exterior, entraríamos en ver qué candidato le puede restar más votos, y si
eso me interesa según sea yo del PP y quiera que le reste a su vez al PSPV, o
restar votos globales de izquierda, o bien sea yo del PSPV y entonces... ¡qué
lío!
Discrepancias aparte, habría que ser de Urano para
negar que Mónica Oltra como cabeza visible, con Morera haciendo de Morera en la
retaguardia es una situación ideal para Compromís. Municipalmente, el BLOC pone
la infraestructura, y tal y cual... pero el arrastre mediático, con minutos de
TV estatal es de Oltra, y es así. Como cuando los equipos de la Liga tenían dos
extranjeros sólo: mucha cantera, mucha Masía, pero los goles los marcaban
Lineker, Schuster, Hugo Sánchez... Oltra y su pequeño partido será una isla en
medio de Compromís, pero es quien convierte al BLOC en Compromís. Y sin
impedirle que siga siendo el BLOC donde le toca ser el BLOC. Es una simbiosis
ideal. Para la ciudad de Valencia, Joan Ribó es un tipo conocido, que ha
desarrollado una labor concienzuda y uno de los políticos más dedicados y
consecuentes que se han visto, creo.
En cuanto al PSPV, bueno... Puig lo dejó bien atado
cuando más fácil estaba. Eso para empezar es una muestra de inteligencia, la
verdad.
¿Y como candidato? Bueno... no es el tipo de persona que desata pasiones. Se me ocurren tres o cuatro socialistas con un
discurso más vibrante y sustancioso, pero no es necesariamente una ventaja en
estos momentos. Pese a que Puig no tiene la "grisor" de Fabra, tiene en efecto
un tono más apagado que otros socialistas históricos. Pero con Podemos a la
izquierda -o enfrente, aunque yo más bien diría que "alrededor"- no está mal
diferenciarse aunque sea en matices. Para Valencia ciudad, uff... si se pudiera
hacer una verdadera encuesta para medir el grado de conocimiento de los
candidatos -es casi imposible obtener datos fiables- mucho me temo que las
cifras de Calabuig serían peores que las disponibles. Es de cajón: bromas
berlanguianas aparte, no sale nunca en la tele y en los periódicos, muy poco.
Además, hay que admitir que es una persona con pocos velcros que se te peguen a
la memoria.
(Continuará, a eso de las 16:00. No quiero matarles de aburrimiento.)
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